Svend tiene depresiones desde 2009. Aquel año sufrió una depresión particularmente fuerte y su terapeuta le recomendó que caminase. Se informó sobre el Camino y decidió venir a España y recorrerlo.
Su primera experiencia fue el Camino Francés desde Roncesvalles. Comenzó en el mes de mayo, no le resultó difícil físicamente pero sí mentalmente. A lo largo de aquel Camino muchas veces pensó en volverse a casa, sobre todo durante los primeros 300 kilómetros, en los que caminó mucho tiempo solo. Pero poco a poco fue sintiendo más energía y al final completó su Camino y se dio cuenta de que había sido muy positivo para su salud. De hecho ese invierno estuvo mucho mejor.
Desde entonces Svend viene al Camino cada año, recorre siempre el Camino Francés y en él se carga de energía para afrontar los oscuros inviernos de Dinamarca. Cada invierno siente que la energía le dura más tiempo, la depresión se debilita y tarda más en llegar, y si regresa la afronta mejor sabiendo que pronto regresará al Camino. El Camino es la mejor ayuda para su salud.
La experiencia del Camino es incomparable. Allí encuentras a una gran diversidad y cantidad de gente, personas que van buscando respuestas, que necesitan tomar decisiones, que están viviendo cambios en sus vidas y que, precisamente por eso, están muy abiertos y son muy receptivos. El Camino es un espacio de ayuda y de encuentro para todos, es un espacio abierto. La experiencia de esa apertura a los otros en el Camino es importante, mucha gente piensa que abrirse a los otros te hace más débil pero en realidad es todo lo contrario, si estás muy abierto a los otros, a hablar y encontrarte con los otros, estás en realidad más protegido.
El Camino de Santiago es también un buen lugar para ayudar a la gente, los peregrinos están abiertos tanto a ayudar como a ser ayudados. Por eso el Camino es un lugar especial, porque tiene esta dimensión humana, de encuentro e intercambio, que todavía no tienen otras rutas de peregrinación. Por ejemplo, en Dinamarca existen caminos de peregrinación como el Camino que parte de Trondheim (Noruega), pero no es lo mismo porque hay muy poca gente que lo recorre.
Cree que las lenguas no son un problema en el Camino, siempre se encuentra un modo de comunicarse, él ha hecho un buen amigo italiano en el Camino con quien habla inglés. Pero además, a veces hablar no es lo más importante, en el Camino se puede compartir la alegría de estar juntos simplemente caminando con los otros, sintiéndose bien entre peregrinos.
Este año inició su Camino en Saint-Jean-Pie-de-Port, ha tardado 34 días en recorrerlo hasta Santiago. Ha sido un Camino bastante solitario, en parte lo eligió. Ha tenido mucho tiempo para reflexionar pero sabía que si quieres estar con otros es fácil encontrarlos, de algún modo cree que encuentras a la gente que tienes que encontrar.
Ahora desde Santiago irá a Finisterre para descansar unos días en uno de sus albergues preferidos, para él terminar el Camino en Finisterre es importante, siempre lo hace.
Cada año se siente mejor y cree que el Camino le ayuda, caminar, visitar de nuevo algunos lugares, las personas que ha encontrado y sigue encontrando en él… Piensa seguir viniendo cada año.