En 2011, Holly y Jeff encontraron la película «The Way» en Netflix. Hasta entonces apenas sabían nada del Camino, Jeff había oído algo pero Holly no sabía nada. Después de ver la película, ambos supieron que querían ir a España a recorrer el Camino e, inmediatamente, comenzaron a recopilar información.
Mientras estaban aprendiendo y preparándose, compartieron su sueño con una amiga de California que se inspiró tanto que recorrió todo el Camino Francés hasta Santiago con su hija. Holly y Jeff siguieron con anhelo el blog de sus amigos, esperando que les sucedería lo mismo pronto. Comenzaron a conocer a más personas que estaban planeando su experiencia del Camino de Santiago, lo que les motivaba y emocionaba todavía más. Pero siempre les resultaba imposible encontrar un mes entero de vacaciones para poder recorrer el Camino. A un cierto punto durante estos años planearon realmente ir, pero luego su viaje se pospuso inesperadamente. Cada vez se involucraban más en los grupos de Camino en línea a través de blogs y Facebook. En 2015, se asociaron con la organización American Pilgrims on The Camino y, junto con otros peregrinos de su territorio, pasados y presentes, crearon un nuevo «capítulo» en su estado.
El Camino siempre estaba en su mente. De hecho, llegaron a comprender que el Camino está ante todo verdaderamente en la mente, no en el cuerpo; y para completar con éxito un Camino, el poder está en tu mente.
Holly y Jeff siguieron aprendiendo y planeando. El Camino se convirtió en una obsesión para ellos, pero nunca tuvieron suficiente tiempo libre para hacerlo realidad. Finalmente, este año Holly decidió que no quería esperar más. De alguna manera, debían recorrer su Camino. Una amiga suya se estaba muriendo y ante esa situación se descubrió pensando: “Esta vida es muy corta. Todos vamos a morir. Nunca sabemos cuánto tiempo tenemos, o qué podría pasar que nos impida hacer lo que siempre hemos soñado hacer. ¡Jeff y yo no podemos continuar posponiendo nuestro sueño Camino!». Y una vez que estuvieron decididos a hacer que su Camino se hiciera realidad, se abrió la posibilidad: a través de noticias compartidas en el Facebook de los peregrinos estadounidenses, Holly se enteró de la existencia del Camino Inglés, una ruta completa pero más corta, que se puede recorrer en solo 5 o 6 días, ¡Y aun así permitía obtener la Compostela! Una vez que dejaron de lado la idea de hacer el Camino Francés y abrazaron el Inglés, ¡todo comenzó a encajar en su justo lugar! Este fue solo el primero de muchos «milagros del Camino» para ellos.
A partir de ese momento, todo parecía milagroso. A pesar de haber decidido ir a un Camino desconocido con muy poco tiempo de antelación, encontraron lo que buscaban: un grupo que podría ayudarles a organizar su viaje, fechas que iban bien, aeropuertos, alojamiento, equipo y precios asequibles… Todo se estaba haciendo ¡posible! Por supuesto, su grupo en Estados Unidos también les ayudó mucho porque sabían cuánto querían hacer el Camino Holly y Jeff y todas las complicaciones que habían tenido que enfrentar. Este grupo prestó equipo, les dio consejos, e incluso celebró una ceremonia especial de entrega de las conchas antes de que Holly y Jeff partieran.
El 8 de octubre de 2019 llegaron temprano al aeropuerto, esperando felizmente la partida. Unos 30 minutos después, Jeff recibió un mensaje de voz impactante en su teléfono. ¡Una voz computarizada le decía que una de sus conexiones de vuelo había sido cancelada inexplicablemente y que habían sido reprogramadas para el día siguiente! Esto fue un desastre. Hubo múltiples conexiones de vuelos en otras aerolíneas, y las reservas de hotel no se pudieron cambiar. Corriendo al mostrador de la aerolínea más cercana para pedir ayuda, consiguieron los últimos dos asientos en un vuelo que salía en 10 minutos. ¡Ese vuelo los llevaría a una ciudad con un vuelo de conexión que podría llevarlos a España a tiempo! ¡Fue un milagro del Camino!
Todas sus experiencias en España fueron muy positivas, comenzando con su primer encuentro con un conductor de taxi que les llevó del aeropuerto a su hotel. Mientras caminaban de Ferrol a Santiago, no se encontraron con muchos peregrinos, pero los pocos que encontraron fueron encantadores y eran de diferentes orígenes: una joven pareja de Italia, una familia de España con niños pequeños, un grupo de hombres de las Islas Canarias celebrando la jubilación, una familia de Colorado y dos mujeres de Israel. Fue un Camino maravilloso. Vivieron cada momento como una experiencia de paz y de felicidad de estar juntos.
A pesar de las abundantes señales amarillas, ¡recuerdan haberse perdido más de una vez! A veces faltaba un mojón y la escasez de otros peregrinos lo hacía más complicado. Pero aun así, no fue un problema importante porque siempre encontraban ayuda, a menudo de la gente del lugar. En su primer día vagaron hasta que oscureció y no conseguían localizar el hotel donde tenían una reserva. Al principio, habían decidido caminar sin el uso de dispositivos electrónicos, pero esa noche se dieron cuenta de que necesitaban encender su teléfono y utilizar Google. Una vez que encontraron el número de teléfono y llamaron al hotel, el personal envió inmediatamente a alguien en coche a recogerlos, ¡y los llevaron a su alojamiento de forma segura! A pesar de que no era culpa del hotel, el personal se sentía mal porque sus huéspedes se hubiesen perdido que les ofrecieron platos de comida y chocolates ¡y los trasladaron a la habitación más cara de la casa sin cobrarles más!
Holly y Jeff experimentaron muchas bondades semejantes. El primer día, Holly recuerda haber sentido un poco de dolor de rodilla y haberse detenido a descansar en un puente. Una mujer que cruzaba el puente se dio cuenta, dio la vuelta a su coche y regresó para ver qué pasaba y si podía ofrecerle ayuda. Ellos aseguraron al “buen samaritano” que estarían bien y mientras caminaban ese día no dejaron de maravillarse de la bondad de esa extraña. Más tarde, ese mismo día, se detuvieron en la oficina de turismo de una pequeña ciudad, ¡y allí estaba la misma mujer que había parado su coche en el puente!, ¡trabajaba en esa pequeña oficina!, ¡fue una feliz coincidencia! La mujer se sintió bien al saber que ellos lo estaban y Holly y Jeff se sintieron bendecidos por poder agradecerle su amabilidad. En otra ocasión, Jeff dejó accidentalmente su botella de agua en un bar donde se habían detenido a almorzar. No se dio cuenta hasta que fue demasiado tarde para regresar y entonces se sentía muy sediento. ¡Necesitaba agua y no había servicios cerca! De pronto, descubrieron en el sendero que tenían delante que algún alma amable había dispuesto un refrigerador lleno de hielo y botellas de agua, un cartel en español indicaba: «bar de donativo».
Holly y Jeff creen que lo que encontraron en su experiencia en Camino fue exactamente lo que estaban buscando, y mucho más. ¡El Camino es increíblemente hermoso y todas las personas que conocieron fueron muy amables! Todos los días, ya fuera porque se perdían o porque pedían algo, encontraban a gente siempre disponible y dispuesta a ayudarles. ¡Intentasen hablar español o usasen su propio idioma, siempre recibían una respuesta amable! La relación con la gente fue realmente increíble. Por ejemplo, si llegaban a una ciudad y preguntaban por un hotel, una tienda de comestibles o un bar, la gente les explicaba cómo llegar a ellos, buscaban en sus teléfonos móviles para encontrar las direcciones o incluso se tomaban el tiempo de acompañarles.
Holly y Jeff creen que han vivido una experiencia importante que cambiará su vida para siempre. Recorrer un Camino corto tuvo su lado positivo. La relación con la gente del Camino fue muy especial, probablemente como era en el Camino Francés hace muchos años. Se sentían tan bien y tan agradecidos que se aseguraron de detenerse en todos los lugares en los que podían contribuir de alguna manera con esas personas. Siempre que podían, tomaban o compraban algo.
El único recuerdo negativo es la presencia de basura en el Camino, tirada con descuido por algunos peregrinos: botellas de agua, cerveza y refrescos, bolsas de plástico, envoltorios de dulces, calcetines y otros artículos de ropa desechada. Esto les disgustó mucho a ambos, ya que sienten que el Camino es un lugar sagrado de peregrinación, un lugar preciado que debe cuidarse. Por eso, el segundo día, Holly cogió una bolsa grande y se dedicó a recoger la basura que encontró en el Camino. Jeff se unió a ella en el esfuerzo y, mientras caminaban, pasaron mucho tiempo extra cada día limpiando el Camino. Pensaron en la diferencia que supondría que cada peregrino esperara hasta encontrar un contenedor de basura para tirar su basura. Esperan que otros peregrinos recojan la basura que ven, para mantener el Camino como un lugar limpio y hermoso para todos los que vienen detrás.
En cuanto al resto de su recorrido, los pequeños problemas como perderse en el Camino fueron positivos, proporcionándoles una aventura única, recuerdos divertidos y lecciones sobre tener confianza. Siempre encontraron soluciones y experimentaron grandes y pequeños milagros.
En su tercer día, Holly y Jeff salieron de su hotel muy temprano, cuando todavía estaba oscuro. Disfrutaron viendo un hermoso amanecer. Siguiendo su guía, cometieron un error y en algún lugar tomaron un giro equivocado que les llevó a caminar en un gran círculo. Sin saber dónde estaban, encontraron a algunos lugareños que les señalaron el camino por el que habían llegado. Justo cuando iban a probar otro camino (que les habría alejado todavía más del Camino), encontraron a otros peregrinos con los que pudieron caminar directamente, ¡disfrutando de una conversación y camaradería maravillosas durante toda la mañana!
En su último día, cuando salieron de Sigüeiro para llegar a Santiago, ¡sucedió otra vez!, ¡de nuevo un giro equivocado! Esta vez, estaban en un antiguo sendero del Camino que los condujo a un bosque donde ya no había ninguna indicación de la ruta. ¡Así es como descubrieron que su guía no estaba actualizada! Sin embargo, para entonces ya habían caminado más de una hora, por lo que decidieron que, en lugar de dar marcha atrás, seguirían caminando con la esperanza de encontrar un viejo mojón o señal. Después de caminar otras dos horas en medio de una tormenta de lluvia, por un sendero empinado y desolado llegaron a una bifurcación en su camino. El libro no decía nada sobre este cruce, así que se preguntaron qué debían hacer. ¡Habiendo vagado durante tanto tiempo y sintiéndose muy cansados, no querían cometer otro error! Durante todo el tiempo que pasaron ese día caminando no habían visto a una sola persona. Entonces, el único a quien podían recurrir era Dios. Jeff ofreció una oración, pidiéndole poder saber qué camino tomar. ¡Unos momentos después de decir «Amén» apareció un jeep en la carretera, que salía de la mitad de la nada! Saludaron y el conductor les indicó cómo seguir para llegar a Santiago. Para ellos, este fue el milagro más increíble en su Camino, una respuesta directa e inmediata de Dios. ¡Ver al hombre del jeep fue como ver a un verdadero Ángel del Camino! Tienen muchos recuerdos como este, cosas inexplicables que sucedieron, enseñándoles que no debes preocuparte en la vida, solo cree que Dios está contigo, y siempre sucederá algo positivo.
Cuando finalmente llegaron a la catedral de Santiago, Holly y Jeff estaban muy emocionados. A pesar de no ser católica, Holly se sorprendió al encontrarse llorando, y Jeff también sintió una emoción tremenda, emoción y alegría. Su experiencia fue precisamente eso: muy emotiva. Por la gracia de Dios, su sueño de mucho tiempo se había hecho realidad. En la plaza de la catedral se encontraron con otros peregrinos que habían visto a lo largo de su viaje, se hicieron fotos juntos y fueron a recibir su Compostela. Holly y Jeff están de acuerdo en que caminar por el Camino les hizo sentirse como «volviendo a casa». Sin ninguna duda, están planeando regresar.