Clinete. Brasil. 2018.
No sabía nada del Camino. Ella y su marido habían vivido un tiempo en Alemania, a donde regresaron para la jubilación del profesor con el que su marido había trabajado. Viajaron a Madrid, donde alquilaron un coche para ir a Alemania y fue en ese viaje donde tuvieron su primer contacto con el Camino.
Ella había oído que existía un gran monasterio en Silos, un monasterio que entonces –en 1991- era famoso por el canto gregoriano. Decidieron ir a visitarlo y al llegar allí y asistir a la misa cantada se encontraron con 24 monjes y 7 peregrinos. La presencia de esos peregrinos les llevó a hacer preguntas y buscar información, el Camino de Santiago fue la respuesta y, en la librería del monasterio, encontraron además una guía de ese itinerario: ¡pero una guía medieval! Era el Códice Calixtino. Le atrajo mucho todo aquello, pero pensó simplemente que si fuera más joven haría el Camino, sin verlo como algo posible, le pareció que era algo para jóvenes. Sólo más tarde, estando en Brasil en la peluquería, encontró a una peregrina muy mayor, de más de 70 años, que contaba su experiencia del Camino. Eso cambió sus ideas, entonces sí pensó en hacer el Camino.
Fue en el año 2002 cuando decidió hacer el Camino por primera vez. Al principio lo planeó sola, leyó muchas cosas y se preparó… pero al final su marido se sumó y lo hicieron juntos en 2003. Él es cirujano vascular y ella neuróloga, tenían trabajos con muchas responsabilidades, hijos… y nunca disponían de tiempo para estar solos: el Camino fue para ellos un modo de reencontrarse y tener tiempo para ellos.
Clinete reconoce que hasta entonces tenía prejuicios hacia España, con muchos clichés tomados de los aspectos más oscuros de su historia, pero el Camino la reconcilió con España, le permitió descubrirla.
Fundamentalmente lo que encontró en el Camino fue la posibilidad de volverse una persona mejor. En el Camino tienes mucho tiempo para meditar y mirarte dentro, para arreglar las cosas que no van bien. Por ejemplo: ella tenía un cargo directivo, de jefa y en él era rígida, exigente, con una cierta dureza que le daba ver la vida y las cosas como obligaciones. En el Camino comenzó a cambiar, dejó de ser tan dura, se volvió más dulce y sintió que agradecía más todo lo que le ocurría.
Cree que cuando haces un Camino de largo recorrido, desde Francia o distancias similares, tienes mucho tiempo para cambiar y darte cuenta de las cosas de modo que cuando regresas a tu mundo eres mejor. Aprendes a escuchar, a ver, a sentir lo que te rodea, te haces más paciente y te cuesta menos pedir perdón. Ella cree que también las personas que empiezan como turistas o por deporte, acaban convirtiéndose así en peregrinos.
Su experiencia está cerca de algo que un escritor franciscano muy conocido en Brasil, Frei Betto, comenta en uno de sus libros, un libro en el que afirma que el hombre fue hecho para el paraíso y que su vida debería ser una caminata hacia el Paraíso: para ella el Camino de Santiago simboliza muy bien un recorrido así. En el Camino te olvidas del móvil, nadie te llama para una emergencia, comes cuando tienes hambre y descansas cuando te sientes cansado y la naturaleza entra dentro de ti, de modo que es, efectivamente, como si caminases hacia el Paraíso, dejando poco a poco todas las cosas que no van y cambiando. Por eso, cuando se siente estresada y con poca paciencia sabe que lo mejor es volver al Camino, una pausa de relajación que le permite volver a ver que el sentido de la vida es otro.
No todo lo que encuentras en el Camino permanece al regresar a casa, pero muchas cosas sí permanecen contigo y cambian tu vida. En su caso su vida cambió profundamente: se empeñó en el trabajo con una Asociación de peregrinos y en la fundación de una Cofradía, empezó a leer y estudiar sobre el Camino, creó una biblioteca personal importante sobre el Camino en Brasil, hizo y contribuyó a desarrollar cursos de español para extranjeros en Santiago ligados al Camino… Incluso la acercó como neuróloga al tema de la brujería en el pasado en España.
El Camino acabó por convertirla en peregrina, hospitalera y estudiosa de las peregrinaciones a Santiago.
Este año recorrerá andando el Camino Inglés, será su Camino número 15. Viene a Santiago y al Camino todos los años, algunas veces más de una, el único que no ha recorrido todavía es el Primitivo pero espera hacerlo pronto.
Actualmente es, junto a su marido, el alma de una importante Cofradía del Apóstol Santiago, desde la que tratan de acercar a otros al Camino, incluso han creado una revista virtual para hacerlo. Esa Cofradía ayuda a prepararse para el Camino a futuros peregrinos de Brasil y les ofrece la posibilidad de participar en un ritual de partida como el medieval recogido en el Códice Calixtino.