Conoce el Camino desde hace mucho tiempo, recuerda que tenía unos 35 años y trabajaba en el mundo de la publicidad cuando una colega le dijo que se iba a hacer el Camino de Santiago. La idea le gustó y le sorprendió, recuerda haberle preguntado: ¿Tú sola? Y su colega le dijo que sí, cree que ahí ya empezó a pensar en el Camino con interés pero lo cierto es que necesitó casi 40 años para hacerlo.
A lo largo de esos 40 años que han pasado desde entonces fue acercándose poco a poco a la situación que tiene ahora, cuando ha podido finalmente recorrer el Camino. Por un lado cambió su situación personal, primero se divorció, salió de la relación absorbente del matrimonio, además sus hijos han ido creciendo… Y también fue incorporando a su vida, poco a poco, la práctica de caminar. A lo largo de esos años ha caminado mucho en Francia, ha comenzado a salir a caminar sola… y descubrió que le gustaba mucho. Le gusta caminar en la naturaleza y también la sensación de itinerancia que vive caminando, el no saber o conocer los lugares a los que te diriges, la sensación de libertad.
El tiempo siguió pasando, es una persona religiosa, ha hecho retiros y muchas actividades y, el año pasado, cuando realizaba un voluntariado de acogida en su parroquia tuvo de nuevo un encuentro con una peregrina. Al igual que tantos años atrás le preguntó de nuevo si había caminado sola y la respuesta de la peregrina fue que sí, que el Camino era posible y que podía ir sola sin ningún problema. Para entonces su vida había cambiado y podía ir al Camino, decidió ir el año pasado.
En 2018 Caminó durante tres semanas hasta Moissac, pero hacía demasiado calor y no sentía capaz de continuar con su mochila en esas condiciones de modo que volvió a París. Pero no fue para nada una rendición, se dijo: el año próximo partiré de Moissac hasta Santiago.
Y así fue, este año ha caminado desde Moissac. Pensó en partir en abril para evitar el calor, pero finalmente un problema con un pie no se lo permitió y sólo pudo partir el 2 de mayo. Cree que ha tenido mucha suerte, el clima fue excelente, sin ningún problema. Se siente muy agradecida por el tiempo, fue excepcional. Disfrutaba particularmente de las mañanas, caminar durante la mañana. No se levantaba excepcionalmente pronto, partía hacia las 7, y después caminaba hasta casi las 3 de la tarde… Son muchas horas caminando, pero se sentía muy feliz a lo largo de esas horas. Las noches le gustaban menos, no disfrutó tanto del sistema de los albergues, le cuesta un poco dormir en habitaciones comunes con muchas literas.
Mientras caminaba se sentía muy bien, con una confianza total, es religiosa y se sentía guiada, acompañada por Dios. Recuerda que a un cierto punto de su Camino encontró a un irlandés, un hombre religioso como ella, que la ayudó a avanzar en esa confianza, a no preocuparse. Ella solía reservar el lugar para dormir, se sentía preocupada sin una cierta organización, pero a la vez le gustaba la libertad de no reservar, de no saber dónde se quedaría, de decidir sobre la marcha… Él la animó a hacerlo así, le dijo: “ten confianza”. Y durante unos días ella fue capaz de avanzar de ese modo, sin organización ni reservas, y todo fue bien. Pero después ella acabó volviendo a reservar, avanzó a veces con otros, regresó a la seguridad, pero vivió aquella experiencia y tal vez volverá a vivirla en el futuro.
De su Camino ya puede decir que amó caminar sola, avanzar sintiéndose libre, rodeada por la naturaleza –disfruta mucho del paisaje-, pero también le gustó socializar, escuchar a los otros. Cree que caminar sola es una gran experiencia, poco a poco sientes todo lo que te rodea, vez la naturaleza, sientes olores y sonidos, el silencio también.
Eso sí, para ella caminar por el Camino de Santiago tiene un significado particular, no es caminar por cualquier lugar. Recuerda haber encontrado a jóvenes estudiantes españolas que caminaban con sus profesores, en grupo, para quienes el hecho de que fuese una peregrinación y el Camino no era importante. Para ella lo es.
En ese sentido, el hecho de que se trate de un camino de peregrinación con un origen e historia religiosa, espiritual, es importante también para que puedan ocurrir cosa que en otros viajes, incluso caminando, son imposibles. Por ejemplo, ella he tenido encuentros con gente de todo el mundo, personas muy diferentes, y con todos ellos, en muy poco tiempo, era fácil mantener conversaciones muy profundas. Hay una gran apertura en el Camino y particularmente hacia temas como la espiritualidad, la religión.
Ese lado de la socialización ha sido importante, ha conocido a mucha gente de forma puntual, pero también ha hecho algunos amigos.
No obstante, cree que lo que más ama de la experiencia es caminar sola, en la naturaleza. El Camino es una experiencia social pero también interior y ese aspecto interior es muy importante para ella, su soledad con Dios y la belleza de la naturaleza, de su creación. Pero lo social no está excluido, en el Camino los peregrinos comprenden y respetan la necesidad de soledad o recogimiento de los otros.
Cree que ese caminar sola ha sido una conquista de su Camino, caminaba muchísimas horas… A veces se sentía muy cansada al final de la mañana, y ahí la presencia de los otros era importante, peregrinos que pasan a tu lado y si te ven cansada o caminando despacio te preguntan “Are you ok?”, otros que te aplauden cuando llegas al albergue… Es una ayuda. A la vez hay un aprendizaje en todo eso, ella aprendió a aceptar mejor su edad, tiene 70 años y aceptaba los límites que su cuerpo le ponía, la velocidad… Se aceptó bien a sí misma y ganó en humildad con esta experiencia.
Cree que el Camino ha sido una gran experiencia de vida, para ella el Camino es eso: la vida.