¡Hola Camino! como estás querido amigo? Se por las noticias que estas solo, que no hay peregrinos caminándote, y que nos extrañas…
También nosotros te extrañamos, personalmente, salíamos con Fernando el próximo 15 de abril para caminar el tramo Arles-Lourdes, del camino Roma a Santiago que comenzamos en septiembre 2019 en Roma, pero lo hemos cancelado…
Imaginando esta conversación con el camino, me descubro transitándolo a través de recuerdos y fotos de tantos lugares por los que he pasado en las diferentes rutas recorridas en camino a la tumba del Apóstol Santiago. Esos paisajes, amaneceres, atardeceres, ese color de las nubes y del cielo, esos compañeros de camino, esos lugareños, que, como muchos de ellos, no han recorrido el camino, pero que están ahí, viendo pasar a tantos peregrinos, y transmitiendo sus costumbres, historias y leyendas.
Pero bueno… ahora toca quedarse en casa y eso nos invita a reflexionar sobre el camino, ese camino que tanto nos ha dado, tantos momentos vividos, personas conocidas en y por el camino. Es tiempo de transitarlo a través de recuerdos y fotos de tantos lugares emblemáticos y de aquellos que no lo son pero que a cada peregrino que ha pasado por allí, le traerá recuerdos, diferentes rutas que hemos transitado en camino a la tumba del Apóstol en Santiago de Compostela.
Y esa frase alguna vez escuchada: “El camino, una vez transitado, empieza a discurrir por tu interior y allí donde tú estés se encuentra tu Camino” hoy cobra más protagonismo que nunca.
Leemos titulares inimaginables un tiempo atrás: EL Camino está cerrado”, “no hay peregrinos en el camino” y sé que eso no es tan así. Físicamente no lo podemos transitar, pero el camino, quien lo ha vivido intensamente como tuve la suerte de conocerlo, está vivo dentro de nosotros.
Quisiera, que cuando esta realidad que nos toca vivir a la humanidad toda, haya pasado y regresemos al camino de Santiago, nos encontremos con un camino más espiritual, donde realmente las palabras “solidaridad”, “acogida”, “enseñanza diaria”, “compañerismo”, el respeto y el agradecimiento. Dejándonos “hacer” por el camino.
Lamentablemente como peregrina, y quizás mucho más como hospitalera, me tocó ver que esas palabras a veces no se comprendían y no se lo vivía así al camino. Simplemente se iba al camino a por ejemplo “hacer kilómetros” o a vivirlo como aquel viaje de egresados que no realizaron en su momento.
Creo que Dios, la naturaleza, o quien cada uno crea, nos ha impuesto un STOP –sí a un costo muy alto- para reflexionar como estamos viviendo, que está haciendo cada uno. Esto pasará y nos dejará profundas enseñanzas sobre como vivimos, trabajamos y porque no, cómo y porque vamos al Camino de Santiago.
Y recordar que el camino de Santiago, no son solamente los días recorridos en el camino, porque quizás eso nos hace perder de vista la importancia del camino. En el camino vamos tejiendo lazos de amistad, encuentro con otros peregrinos, y al regresar a nuestra casa, nuestra vida cotidiana, saber que el camino sigue en nuestro diario vivir. Y también preguntarnos: ¿estamos actuando como verdaderos peregrinos?
Pensaba en estos días, que una de las vivencias del camino de Santiago, es que en el camino somos todos peregrinos, todos (o casi todos) tenemos un mismo objetivo, no hay distinciones, nos iguala y hoy el “coronavirus” nos hace actuar igual, todos protegiéndonos, defendiéndonos y cuidándonos de esta pandemia, y cada uno en su casa (con mayor o menor bienestar) tratando de sobrellevar esta cuarentena.
Tuve la suerte de ser hospitalera voluntaria en algunos albergues del camino de Santiago, dando acogida a los peregrinos que llegaban al albergue, con sus miradas hondas y profundas escuchando sus motivaciones, sus sueños, tratando a aliviar sus dolores no solo físicos, y pude ver que la gran mayoría estaba haciendo el camino por motivos muy diversos pero que, sin lugar a duda, todos ellos llegaban a mi alma al escucharlos. Y los motivos que también el camino les presentaba, como por ejemplo aquel peregrino colombiano, que, a pocos días de comenzar su camino, conoció a un peregrino sordo mudo francés, y que adopto como misión, acompañarlo y ser su “compañero de camino”, respetando su individualidad y sus tiempos, en su transitar hasta Santiago de Compostela. Y como esos muchos testimonios más.
Hoy el camino está en nuestras casas, hoy podemos decir que somos los “hospitaleros” de este albergue, tenemos que cuidar la higiene, preparar la comida, limpieza de los ambientes, dar esa palabra de aliento a quienes comparten con nosotros la casa, pero también -y por suerte la tecnología nos ayuda- ser escuchas y compañía vía redes sociales y WhatsApp con otros peregrinos que sabemos solos, llevando nuestra palabra de aliento. Algunos peregrinos/sacerdotes amigos nos comparten vía web, las misas y su homilía, en este momento que estamos impedidos de asistir a los oficios religiosos.
Sin lugar a duda, esto pasará, confío en que pronto empecemos a vislumbrar el horizonte de la cura de esta pandemia. Y una vez más esta situación me recuerda al camino, en ese transitar cuando a lo lejos vemos nuestra meta del día. El camino ha sufrido otras pandemias muy duras -la peste negra por citar un ejemplo- mucho más dura que esta, y ha ido renaciendo de a poco. Es cierto que, en los últimos años, traía un crecimiento muy desbordado, que no nos permitía “vivir” y “sentir” el camino como muchos peregrinos deseábamos.
Por eso, hoy más que nunca solo me resta despedirme con ese saludo de ánimo, de Fe y de fuerza entre los peregrinos medievales, y que aparece en el cántico del Códice Calixtino: ¡Ultreia et Suseia. Deus adjuva nos!!
¡Animo peregrinos! ¡Buen camino!
Rosana Montano
Presidenta de la Asociación Amigos del Camino de Santiago en Argentina