El Camino es una de las mejores experiencias para confrontarse con la soledad y pasar un tiempo con uno mismo. Para muchas personas peregrinar ha sido la oportunidad que han tenido de poner a prueba y vencer su temor a la soledad, pues todos los que emprenden esa aventura dicen haber salido victoriosos. Por otro lado, existen muchas experiencias de peregrinaciones con otros -en grupo, con amigos, familia o pareja- tienen como resultado una mejora o profundización de los lazos afectivos.
Emprender el Camino solo o acompañado tiene, así pues, ciertas ventajas o pros, como también tiene, ciertamente, ciertos inconvenientes. En este post intentaremos profundizar un poco en las ventajas y desventajas de emprender el Camino en compañía, si bien, desde el conocimiento de que se trata siempre de una decisión muy personal y, a veces, impuesta por las circunstancias.
Para empezar, decidir emprender el Camino con amigos, familia o una pareja, es para muchos una manera de tener asegurada la diversión y camaradería en el Camino. La compañía de personas conocidas y queridas parece garantizar la conversación y el Camino es, sin duda, un buen lugar donde fortalecer y profundizar los lazos, disfrutar de la alegría de estar juntos y compartir experiencias y aventuras.
Por otro lado, desde un punto de vista más práctico, el temor a sufrir una eventualidad como perderse o sufrir cualquier otro tipo de contratiempo –desde una caída a una tendinitis-, disminuyen mucho o incluso desaparecen. Y es que para muchas personas organizar y emprender la peregrinación con otros responde en parte a su necesidad de sentirse más protegidos.
Sin embargo, al igual que para quien opta por emprender el Camino en soledad, recorrerlo con otros incluye potenciales inconvenientes.
Para empezar, esta modalidad no permitirá al peregrino seguir su propia iniciativa y adaptar su Camino a sus preferencias personales y ritmo físico. Cuando se camina con otros, las metas diarias deben ser definidas por el grupo: cuándo salir por la mañana y qué objetivo o final de etapa fijar, los lugares y horas comer o dormir. En ese sentido es importante saber que consensuar no siempre es fácil y que, además, en el caso del Camino el estado físico de los miembros de un grupo puede ser diferente e imponer límites diferentes.
Una vez valoradas las ventajas y desventajas, lo fundamental será, ciertamente, tener en cuenta la situación personal, la realidad de cada uno en ese momento. Por eso nosotros sólo intentamos ofrecer aquí información sobre situaciones y realidades del Camino sin aconsejar una u otra modalidad, pues sabemos bien que sólo el peregrino que organiza su Camino conoce su situación, lo que busca y desea en ese momento, sus fuerzas y sus miedos.
Si profundizar en su relación de pareja, estrechar el lazo con sus hijos o pasar finalmente mucho tiempo con sus amigos son sus prioridades, ciertamente emprender el Camino en compañía será una buena opción.