El santuario mariano y jacobeo de Sta. María do Cebreiro es uno de los hitos más importantes del Camino de Santiago. Pocos peregrinos no guardan recuerdos de su paso por O Cebreiro: el misticismo y recogimiento del interior de su iglesia, con más de 1000 años de historia; la inmensidad del paisaje, con vistas sobre vastas superficies de valles y montañas… Pero también de sus pallozas, las construcciones humildes y tradicionales que, hasta no hace tantas décadas, fueron las viviendas tradicionales de esta aldea.
Conservamos pallozas en algunas zonas del noroeste español, siendo las más célebres las de O Cebreiro, en el Camino Francés. Su característica principal es su forma circular u oval. Su tamaño suele oscilar entre diez y veinte metros de diámetro, poseen paredes bajas de piedra y se cubren con un tejado cónico vegetal, hecho a base de paja y tallos de centeno.
Los historiadores creen que su origen es prerromano, muy probablemente celta, perteneciendo a una cultura similar a la que han recreado los comics de Astérix, cuyo poblado estaba compuesto por construcciones similares. Al margen de la ficción, en Gran Bretaña se conservan casas circulares muy similares que han sido fechadas en la Edad del Hierro.
Respecto a su denominación, el nombre de palloza se debe al material de sus techos y les fue dado sólo a finales del siglo XIX cuando etnógrafos como el alemán Fritz Krüger las visitaron.
En muchas aldeas de montaña como O Cebreiro, las pallozas fueron utilizadas como viviendas hasta la segunda mitad del siglo XX, conviviendo a veces en la misma construcción las familias y su ganado. En las últimas décadas del siglo XX las modernas comunicaciones facilitaron la llegada de nuevos materiales y técnicas y la modernización de las construcciones.
En O Cebreiro los peregrinos pueden visitar el interior de varias de ellas, ya que un grupo ha sido convertido en un Museo Etnográfico por el gobierno de la Xunta de Galicia.