Los albergues son los alojamientos más populares del Camino, los únicos concebidos de forma específica para los peregrinos, pero junto a ellos conviven otros tipos de alojamientos siempre más especializados y adaptados a las necesidades del peregrino.
En primer lugar es importante que recordemos algunas restricciones presentes en la mayoría de los albergues: lo dormitorios son compartidos, no suelen existir baños privados, no siempre permiten reservas, los horarios son restrictivos y también la pernocta, normalmente limitada a una noche. A partir de estas restricciones es fácil imaginar que, más allá de que los peregrinos deseen vivir la experiencia de dormir en albergues o no, es fácil que incluso aquellos que han optado por este tipo de alojamiento decidan en algunas ocasiones descansar o dormir en otros tipos de alojamiento.
Para analizar los servicios, ventajas e inconvenientes de los diferentes alojamientos nos centraremos en las casas de turismo rural, hostales o pensiones, hoteles y los nuevos hostels. El principal aspecto común de todos ellos es que ofrecen habitaciones y baños privados y, por ello, permiten garantizar más el reposo y la privacidad. En cuanto a las diferencias, como veremos van mucho más allá de los precios, de los que el peregrino encontrará una gran diversidad en todos los tipos de alojamientos.
La alternativa más habitual para el peregrino son los hoteles, hostales y pensiones, presentes en la mayoría de las ciudades y núcleos de las diferentes rutas del Camino. Los hoteles son una opción ciertamente más cara que los albergues, pero también suele ser la más cómoda y que más servicios y comodidades ofrece. Por esta razón muchos peregrinos que pueden permitírselo elijen los hoteles para pernoctar a lo largo de todo su Camino –los que no deja de ser una ayuda para que otros con menos medios puedan ocupar las plazas de albergues públicos-, pero también aquellos que por sólo desean un descanso puntual del sistema de albergues recurren a ellos. En el Camino de Santiago muchos hoteles además ofrecen descuentos a peregrinos con credencial, un aspecto que debe siempre recordarse.
Los hostales y pensiones ofrecen precios más bajos que los hoteles y similares garantías de sueño y descanso, pero no los mismos servicios y comodidades. Es fácil encontrar un hostal en el Camino por 20-30€ noche.
En cuanto a las casas rurales, son un tipo de alojamiento muy particular. Normalmente se trata de alojamientos rurales cuya arquitectura posee un valor patrimonial, histórico o artístico y cuyos servicios son muy similares a los de un hotel. El precio de las casas rurales varía mucho, una habitación doble puede costar en torno a 50€ noche, las tarifas varían mucho, existiendo en muchos casos la posibilidad de contratar media pensión con cena y/o desayuno incluidos. El carácter rural de estos alojamientos los ha convertido en una opción muy ligada a las distintas rutas del Camino de Santiago, por lo que es relativamente fácil encontrar a peregrinos o agencias que organizan todo el Camino con este tipo de alojamientos; pero se debe tener en cuenta que no siempre están situados dentro de los núcleos que atraviesa el Camino y que suelen disponer de pocas habitaciones, por lo que es importante reservar con antelación.
Otra opción que no debe confundirse con los albergues son los hostels. Aunque muy similares en prestaciones y servicios a los albergues, no están concebidos sólo para peregrinos ni exigen la credencial para acceder a ellos. Entre las similitudes a los albergues destacan los dormitorios y baños compartidos y los precios relativamente bajos, que pueden ser más altos que en los albergues en zonas urbanas o cuando ofrecen dormitorios y baños compartidos pero con un número reducido de personas. Respecto a las diferencias, por un lado al no ser un alojamiento exclusivo para peregrinos, existe la posibilidad de convivir con turistas y mochileros; por otro lado este tipo de alojamiento permite más de una pernocta y ofrece libertad en los horarios de acceso.
En fin, no podemos dejar de señalar que hay peregrinos que deciden no recurrir a ningún tipo de alojamiento. Peregrinos que desean hacer el Camino sin dinero, peregrinos que a veces se autodenominan como “franciscanos” y que prefieren dormir a cielo raso o donde encuentren algún tipo de cobijo. No lo recomendamos especialmente, pero no podemos olvidar que existe esta experiencia y que para algunos peregrinos –sin problemas económicos para poder pagar alojamientos- ha sido un modo de recuperar la fe en los otros, en la solidaridad y ayuda de los seres humanos.