Coronando la villa de Sarria se alza el monasterio de la Magdalena. Durante siglos los monjes que lo habitaron seguían la regla de san Agustín, aunque hasta el año 1568 el monasterio fue independiente, constituyendo el primer asentamiento de la Orden en Galicia.
La iglesia del monasterio sigue en su planta a las llamadas de tipo benil: templo de una nave amplia, cubierta de madera y con capillas absidiales. Se trata de un tipo de origen italiano, introducido en Galicia por franciscanos y dominicos, típico de los siglos XIV y XV. La ornamentación se concentra en la capilla mayor y la capilla del Santo Cristo.
La capilla del Santo Cristo, con los nervios de su bóveda de perfil triangular, se asemeja a las bóvedas de los templos dominicos de Ribadavia, Pontevedra y Tui. La capilla mayor constituye la parte más importante de la iglesia, con dos tramos uno hemipoligonal y otro recto que lo precede, al modo de San Domingos de Bonaval de Santiago, fue construida en torno a 1511 y ornamentada y dotada con numerosas sepulturas a lo largo del siglo XVI, con una decoración exuberante en la que conviven los últimos ecos del gótico hispano-flamenco, fórmulas del arte manuelino y elementos propios del primer renacimiento.
Otra construcción que vale la pena visitar en el monasterio es su claustro procesional, pequeña arquitectura de planta cuadrada y dos cuerpos de altura situada en el lado norte de la nave de la iglesia. Su primera planta fue construida en las primeras décadas del siglo XVI siguiendo el estilo gótico, mientras que la planta superior –hoy muy alterada- fue en origen una obra clasicista de filiación herreriana, construida entre finales del siglo XVI y comienzos del XVII.
Respecto a la fachada actual del monasterio, la torre campanario, algunas de las actuales dependencias y la fachada y pórtico principales, conocidas como “Puerta de los Carros”, fueron construidas a lo largo del siglo XVIII, ejecutándose en estilo barroco. En la riqueza de sus orejeras, los altos podios de sus soportes, los recuadros retundidos con que se ornamentan sus frentes y las complejas cornisas muy quebradas, mira a las obras de los grandes maestros compostelanos del siglo XVIII, como Simón Rodríguez y Fernando de Casas.
De sus magníficas obras renacentistas conocemos el nombre de varios artífices, como Pedro y Juan Rodríguez, maestros canteros afincados en Sarria. Pero sobre todo tenemos conocimiento de los arquitectos de la fachada actual, José Cachafeiro Escudero, y de la torre de las campanas, un cierto Fajardo que dejó constancia de su trabajo en una inscripción todavía visible en dicha torre: FAJARDO FECIT 1730.
La arquitectura y sucesivas obras del monasterio fueron financiadas de forma similar a los monasterios de las órdenes mendicantes -franciscanos y dominicos-, a través de mandas testamentarias, donaciones de la hidalguía y nobleza local y, particularmente, por miembros del clero, en especial de la Orden de San Agustín.
Un buen ejemplo de mecenazgo es el de Nuño Álvarez de Guitián, maestreescuela y canónigo de la catedral de Ourense que, tras haber pasado años enfermo y atendido en el monasterio de Sarria, dejó en su testamento de 1511 el dinero necesario para gran parte de las obras de la hermosa capilla mayor y su decoración. Otra figura importante sería, ya en el siglo XVIII, el obispo agustino fray Francisco Armañá y Font, que sufragó las obras barrocas de la fachada e iglesia.
Entre los grandes nobles destaca el vínculo que durante siglos el monasterio mantuvo con los Condes de Lemos, quienes detentaban también el título de Marqueses de Sarria, quienes a lo largo de los siglos XVI y XVII realizaron numerosas donaciones al monasterio. Pero no fue menos importante el papel de la hidalguía local, siendo sus miembros los que sucesivamente fundaron las capillas de la iglesia.
Hemos tomado la imagen de este post del proyecto Commons Wikipedia, su autor es: Archivo Histórico de Sarria.