Manuel F. Rodríguez es periodista e investigador. Reciente Premio Internacional Aymeric Picaud, su vida es un buen ejemplo de dedicación al Camino de Santiago, desde su producción intelectual, su trabajo en el Xacobeo de la Xunta de Galicia –especialmente vinculado a las Asociaciones de Peregrinos- y como peregrino. En los últimos años ha dedicado una particular atención al Camino Inglés, sobre el que hemos querido hablar con él.
-¿Por qué el Camino Inglés?, ¿cuándo y porqué decidiste embarcarte en su estudio y recuperación?
Sucedió en los años noventa. Con ocasión de la redacción de una guía del Camino Inglés para la S.A. de Xestión do Plan Xacobeo, donde trabajo, descubrí la relevancia de esta ruta. Me pareció fascinante la epopeya de tantos miles y miles de peregrinos medievales jacobeos que desde puertos británicos y del norte de Europa y Francia peregrinaban por mar. Posteriormente publiqué algunos artículos al respecto.
– La actual certificación de la Compostela tiene tal importancia que puede provocar situaciones casi injustas, así la ruta de este Camino con inicio en la ciudad de A Coruña durante años no logró la popularidad que merece por no alcanzar los 100 kilómetros necesarios. Por suerte este problema se ha subsanado recientemente. ¿Nos podrías contar algo de esta situación y de cómo se ha resuelto?
En 2016 la Catedral de Santiago y Turismo de A Coruña me propusieron redactar a título particular un informe para estudiar la posibilidad de la concesión de la Compostela desde dicha ciudad. Había un cierto consenso previo en el sentido de que resultaba injusto que A Coruña, por no cumplir el convencionalismo de los 100 km no fuese aceptada para la concesión de dicho certificado. Mediante aquel informe y la aportación del Concello coruñés y el Cabildo catedralicio, éste aprobó la concesión en diciembre de 2016. Fue un gran paso adelante. Pero creo que la condición impuesta -haber realizado antes algún camino jacobeo para quienes no sean de la comarca coruñesa- debería eliminarse. A Coruña fue el gran puerto de recepción de peregrinos, a enorme distancia de cualquier otro, como Ferrol, Betanzos, Noia, etc. Esta evidencia, confirmada por la documentación, debería ser más que suficiente. Sería un acto de justicia histórica.
-El peso de las antiguas peregrinaciones por el Camino Inglés es enorme, ¿nos podrías contar algo de su pasado?, ¿crees que todavía quedan cosas por descubrir o investigar?
Asombra pensar que desde la remota Islandia medieval se embarcaban peregrinos hacia Santiago. Es un ejemplo revelador de la dimensión del fenómeno. Durante la Baja Edad Media y hasta avanzado el siglo XVI, los embarques de peregrinos eran una práctica común si exceptuamos periodos de guerra, determinados conflictos políticos y epidemias. Aunque incluso en estos casos se adivina cierta actividad. Pero queda mucho que investigar. Una tarea para los historiadores jóvenes. Es un fenómeno apasionante. Sucede que quien lo quiera estudiar a fondo más que centrarse en los puertos gallegos deberá investigar fuera. En Inglaterra, Francia, Alemania, Irlanda, etc., pues es en esos países donde está el grueso de la documentación conservada. La primera publicación que nos descubrió la relevancia de la peregrinación marítima jacobea, y que confirma a A Coruña como el gran puerto europeo de peregrinos, es de la británica Constance Mary Storrs. Un trabajo admirable realizado en los años sesenta y todavía no superado. Así estamos. Storrs, por cierto, merecería una calle en A Coruña.
-Para muchos peregrinos el Camino Inglés es una oportunidad de vivir una peregrinación muy especial, por mar, continuando después a pie. Los dos hemos conocido integrantes de peregrinaciones marítimas en el pasado… ¿Crees que será posible avanzar en este terreno?
Soy un decidido defensor de la recuperación de la peregrinación por mar. Pero con un mínimo rigor histórico y respeto a su identidad. El Camino de Santiago vive de su identidad. Si poco a poco, como está sucediendo en algunos casos, la ignoramos o directamente la traicionamos, nos estamos equivocando mucho. No vale todo. Debemos ser justos con el enorme valor que el Camino nos aporta. Y ciertas propuestas recientes a mí personalmente non me gustan. ¿Se puede considerar peregrinación marítima realizar unas determinadas millas en barco y después completarla con un brevísimo recorrido a pie desde el monte del Gozo, que está en el Camino Francés, no en el Camino Inglés?
-El Camino Inglés como ruta terrestre permite a muchos peregrinos vivir la experiencia de la peregrinación aun cuando no disponen de muchos días, porque las dos rutas requieren tan solo entre 3 y 5 etapas para alcanzar Compostela. ¿Crees que el Camino Inglés podría ser una buena ruta para iniciarse en la peregrinación a Santiago?
Responderé con mi experiencia. En 2017 realicé a título particular un trabajo sobre A Coruña como urbe jacobea. Fue apasionante. La confirmación de lo que ya sabía de forma menos exhaustiva: que esa ciudad es el gran puerto histórico de peregrinos. Pues bien, celebré su publicación realizando el Camino Inglés a pie desde A Coruña. Lo hice acompañado de un vecino y de una de mis hijas. Fueron tres días y 75 km. Llegamos emocionados a Santiago. Sentimos de algún modo los pasos de los antiguos peregrinos ingleses, irlandeses, etc., acompañando a nuestros propios pasos. Pero, claro, nos habíamos documentado sobre cada lugar jacobeo de la ruta, cada templo o espacio con significación para los peregrinos del pasado, etc. Esa fue la base para la riqueza de la experiencia. Lo digo una y otra vez: el ADN del Camino son las largas distancias, su dimensión europea. Pero en este caso el Camino Inglés por tierra desde A Coruña siempre fue eso, 75 km, no más. Lo sabíamos y fuimos respetuosos con ello. Y de alguna forma ese respeto nos compensó.
-Me interesa mucho tu experiencia como peregrino, un especialista que recorre aquello que ha estudiado… ¿Hay algún monumento o aspecto del Camino que crees que habría que poner en valor o reintegrar en el trazado actual?
Parto de la respuesta anterior. Es esencial traer a la superficie el sentido jacobeo del Camino. Y no solo del Camino Inglés. El Camino de Santiago está siendo imitado cada vez más como experiencia de éxito en medio mundo. Muchos centros de peregrinación cristiana y de otras religiones y culturas están generando rutas a imitación del Camino. Copian incluso recursos como la credencial de peregrino, la Compostela, el sentido de los albergues más auténticos, etc. Por tanto, las rutas jacobeas de mayor peso histórico específico, y entre ellas está sin duda el Camino Inglés, precisan reforzar lugar a lugar esa identidad que he citado, que es de una singularidad asombrosa. De no hacerlo, poco a poco el peregrino de más valor, tanto español como extranjero, tanto el impulsado por motivación religiosa o espiritual como el que no, irá perdiendo la referencia de que la gran vía histórica mundial de peregrinación es el Camino de Santiago, de que el primer Itinerario Cultural Europeo oficial es el Camino de Santiago. Me duele que se haya desatendido tanto esta cuestión esencial.
-Un aspecto muy valorado por los peregrinos que recorren el Camino Inglés es que es una ruta poco transitada y en la que la población local está volcada con los peregrinos, algunos dicen que allí se puede vivir la experiencia de la peregrinación como en el Camino Francés hace 30 años… ¿Cuál fue tu experiencia como peregrino a este respecto?
No he realizado esta ruta desde Ferrol, su otro punto oficial de partida como itinerario terrestre. De mi experiencia haciéndola desde A Coruña puedo confirmar que es una ruta poco transitada, aunque en crecimiento desde que se concede la Compostela. Es cierto que la gente con la que te encuentras es amable. Recuerdo a un hombre que fue corriendo detrás de nosotros varios metros para advertirnos que íbamos fuera de ruta. Hacíamos esfuerzos para no perdernos en ciertos lugares porque en 2017 la señalización era deficiente, e incluso así nos perdimos tres veces. Y hubieran sido cuatro sin la generosidad de ese hombre. Recuerdo también la estupenda hospitalidad de un albergue privado en Sigüeiro. Pero no me atrevo a afirmar que el Camino Inglés es como el Francés hace treinta años. Tal vez no.